DIA 6 — “Me siento ansioso.”
Hoy estamos ayunando del pensamiento que dice: “Me siento ansioso”.
Todos nosotros lidiamos con la ansiedad en diferentes momentos de nuestras vidas. Algunos de los síntomas de la ansiedad incluyen: palpitaciones del corazón, tensión, fatiga, náuseas, dolor en el pecho, dificultad para respirar, dolores de estómago y dolores de cabeza. No tienes que vivir de esta manera.
VAMOS A CAMBIARLO HOY
1. Trata la ansiedad como unaseñal en lugar de como unacondición. Es una señal para orar, la oración cambiará lo que estás enfrentando (Filipenses 4: 6–7).
2. Orar más por eso =preocuparse menos por eso. Santiago 5:16 dice que la oración del justo puede mucho. Deja de tratar de DISMINUIR la ansiedad. En lugar de eso, ¡solo AGREGA oración en el momento en que sientas ansiedad y esta desaparecerá!
3. Cuando te ataque el pánico, ¡contratácalo! ¿Cómo atacas la ansiedad y el pánico? Al hablar la Palabra de Dios con tu boca.
4. ¡No es tu culpa! Abraza esta verdad. No te culpes por sentirte ansioso. Es el ladrón que viene a robar, matar y destruir. Deja de castigarte cuando sientas ansiedad. En su lugar, golpea al enemigo hablando la Palabra de Dios.
5. Recuerda tu valor. Debido a que eres muy valioso a los ojos de Dios, Él se preocupará por ti. Sí, Él te valora, ¡porque pagó por ti con la sangre de Jesús! La preocupación y la ansiedad pierden su poder.
6. Respira alabanza a Dios. “Deja que todo lo que respira alabe al Señor” (Salmo 150:6). Los expertos coinciden en que respirar literalmente ayuda a controlar la ansiedad. Pero cuando RESPIRAS alabanza a Dios no solo manejas la ansiedad, sino que la DOMINAS.
PIÉNSALO Y DILO
La ansiedad ha perdido su poder sobre mí. Cuando me siento ansioso es una señal para orar y alabar a Dios. Cuando agrego la oración, la ansiedad disminuye. Porque soy muy valioso para Dios, sé que Él me cuidará. Ataco el pánico al hablar la Palabra de Dios. El Príncipe de la Paz vive dentro de mí, por lo tanto, tengo paz guardando mi corazón y mi mente ¡Alabo a Dios hoy, en el nombre de Jesús!